Son curiosos los devenires de la vida.
Pasas de estar en la cima del Universo, mirándolo todo desde arriba, con las expectativas y los sueños puestos a la altura de las estrellas... a estar abajo, en lo más profundo, en el lodo.
Por suerte la vida es sabia, y nunca te deja solo. No te deja desfallecer. A veces... te mira y se ríe de tí, pero en el fondo es bondadosa y al tiempo te tiende una mano para que te levantes. Te limpia, te mima.. pero a la vez te reprende por haberlo hecho mal, como una madre cuando su hijo se cae en el parque...
Es gratificante saber que estás a merced de la Vida, y que nunca te va a abandonar. Por patosa que seas, por ignorante, por ilusa, por inocente. Ella siempre va a estar ahí, protegiéndote.
A veces envía personas, que hablan a través de ella... que te indican el camino correcto, que te secan las lágrimas, que aplauden tus méritos y te empujan en los fracasos.
Esas manos invisibles se llaman amigos...
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