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Puedes acariciar a la gente con palabras

martes, 30 de octubre de 2012

Amigos

Sé, o quiero saber que algún día brindaremos juntos, con las manos arrugadas por el tiempo.
Quizá sea una ilusa, quizá viva en un mundo que no es el real. Pero quiero serlo.
Quiero pensar que no todo en esta vida es efímero, que no todo vuela con tiempo. Quiero pensar que hay cosas que permanecen, que continúan, que van siempre en tu maleta. Los amigos.
No.. pero no todos los amigos. No todos lo merecen. No todos tienen el potencial que necesitas en tu vida. Solo unos pocos son los elegidos. Los que eliges tú, y los que te eligen a tí cada día, con cada obra, con cada gesto. Solo esos merecen quedar guardados en la mochila de tu vida.
Sueño con poder pronunciar, algún día, las palabras "hasta que la muerte nos separe". Quizá tenga un concepto muy elevado de la amistad. Puede que le de más valor del que normalmente se le adjudica. Pero.. pensadlo, ¿qué sería la vida sin amigos?
Tu familia, sí: ellos te dan un amor incondicional, de un valor inigualable. Llevan impresa tu sangre, tus genes, tus raíces. Saben dónde escondes cada cosa de tí, y saben cómo encontrarte. Es un amor fraterno, irrompible. Es un amor que no se puede cambiar, ni suplir si falta. Pero le falta algo que la amistad tiene: la locura, la aventura, conocer al otro con el paso de los años, descubrirse a uno mismo.
Tu pareja, también: es un amor más romántico. Es la persona a la que vas a amar sin reservas, es aquel que te va a ver amanecer cada día. Quien va a estar a un lado de la cama cuando traigas una vida al mundo. Es quien te va a escuchar, comprender y apoyar. Es con quien vas a hacer planes de futuro, con quien vas a construir utopías, es aquel que va a amar tus defectos, tus virtudes. Quien va a tirar de ti cuando se te agoten las fuerzas. Es, en fin, el amor de tu vida. Pero a este también le falta algo que la palabra amistad lleva impreso: la fidelidad y la aceptación. Un amigo, te ha elegido conscientemente y por propia voluntad. En el amor, todo es mucho más químico, más subjetivo. Al principio, quizá no eliges tú a la persona, la eligen tus hormonas, la elige la química de tu cuerpo. Luego, después la eliges tú, con la madurez y el paso de los años. En la amistad no. En la amistad eliges conscientemente, con toda tu voluntad puesta en el otro. Sellas con el otro un compromiso firme, seguro, legal.
Y sabes, o intuyes... o te dices a tí mismo, que ese compromiso, esa garantía es para toda la vida. Tú vas a ser el diario del otro, su historia. El otro va a ser tu camino, tu bastón, tu mapa, tu corona y tus zapatillas. Pero ante todo, ¿sabes una cosa? No te pertenecen... Solo si ellos deciden donarse a tí. Entregarte parte de su corazón.



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