La música, con la poesía, formarían algo así como un himno a la vida. Son las gotas de agua que se estiran perezosas en las hojas al caer la mañana. Conforman la geometría de los rayos de luz que se incrustan al atravesar el agua, acristalados.
La música y la poesía anuncian el nacimiento de un nuevo cordero en las praderas de las montañas.
La música y la poesía detonan la explosión de las estrellas en el Universo, nos advierten de nuestra pequeñez y de nuestra grandiosidad. Y es que, hermanos, tenemos el Universo dentro de nosotros mismos.
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