El vértigo de la duda, el interrogante arrogante y jactancioso que se cuela por la rendija más leve que encuentra.
La duda es móvil, la duda genera movilidad. Corre en pos del hombre, hasta alcanzarle, hasta atropellarle y arrollarlo con sus puntos suspensivos. Somos como palomas mensajeras, enviadas a alcanzar una respuesta, y quedarnos en ella, y en ella reposar. La pregunta es la vida. La respuesta es la muerte.
Hay quien busca durante toda su existencia en la Tierra, sin encontrar respuesta. Hay quien, sin embargo, tiene el privilegio de hallar la respuesta, la pieza que falta, y permanecer en ella. Estas personas poseen un remanso de paz que hasta perturba. La paz propia de alguien que ha dejado de buscar, porque ha encontrado su sitio, su verdad.
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