Una brisa de esperanza acaricia tu alma, sin saber muy bien cómo ni por qué.
En los momentos más oscuros, y tenebrosos, aquellos en los que no ves absolutamente nada. Todo es vacío a tu alrededor y también dentro de tí.
Pero nadie sabe por qué misterio... Tu corazón se enciende. Algo dentro de tí te empuja hacia abajo, te susurra al oído.. "abandona, no vale la pena", "esto supone demasiado sacrificio, no estás preparada" , "aléjate, y te liberarás". Qué atractiva es esa voz... qué tentadora. Si te dejas llevar por ella puedes sucumbir a sus encantos. Déjame darte un consejo: lejos de la habladuría popular que dice.. "acalla esa voz, no la escuches" Yo te diré otra cosa, desde mi pequeña experiencia: escúchala. Escucha esa voz, siéntate a su lado y óyela. Nada atrae más que alguien que huye... No huyas. Siéntate, dala el gusto y escúchala. Haz acopio de toda tu fuerza de voluntad, para no tambalearte, para no caer, y escúchala. Luego.. di NO. Díselo, pero un "no" hondo, convencido, rotundo, sin dilación. Y márchate.
Ve en busca del camino que te dicta el corazón. No tengas miedo.. Sabrás perfectamente diferenciar esa voz... Una de ellas te empuja hacia abajo, la otra te llena de amor.
La esperanza no es un sentimiento. Hay que saberlo, la esperanza es un "sí". Un ejercicio de fuerza de voluntad, de autoconvencimiento, de ímpetu, de fuego, de sed de lucha.
Y es que cuando estás en equilibrio contigo mismo, estás en equilibrio con el mundo. Cuando estás en equilibrio con el mundo, puedes amar.
Por eso quiérete. Di "sí" a la vida, y al amor con el primer rayo de Sol que asome por tu ventana.
:)
Puedes acariciar a la gente con palabras
lunes, 17 de diciembre de 2012
domingo, 9 de diciembre de 2012
Palabras
"Puedes acariciar a la gente con palabras"
Tan verdad como la verdad más absoluta.
La palabra: ese don capaz de enfrentar a pueblos, dividir naciones, sembrar odio en el corazón del hombre. Pero.. también capaz de unir destinos, de establecer vínculos de fraternidad entre colectivos, y también entre personas. Un arma con verdadero poder, un arma de doble filo capaz de abrir las heridas más profundas, y de curar a los corazones más enfermos.
Capaz de hacer saltar en tí la chispa de la esperanza, o de hundirte en el fango, aplacarte para que no lo intentes más.
La palabra es el único arma capaz de mover masas, verdaderas masas humanas. Cuántos discursos políticos, espirituales, humanos, no han cambiado la perspectiva de miles de personas, guiándolas en una dirección, camino de un ideal, de un destino.
La palabra habla de lo que hay dentro del hombre. De lo que estás hecho, de eso hablas. Si guardas rencor, tus palabras rebosarán división, hastío, maldad. Si guardas amor, tus palabras encenderán corazones, acariciarán a quienes las escuchen, serán el equipaje que se guarden quienes algún día te escucharon, y serán recordadas porque ayudaron a una persona en su camino hacia la meta.
No subestimes nunca el poder de la palabra. Si bien es cierto que los actos hablan por sí solos.. las palabras también lo hacen, de una forma más pasiva, pero igual de potente.
El mismo Jesús, el mismo Cristo. ¿Cómo hubiese llegado a nosotros toda su sabiduría, todas esas palabras que llenaban el corazón de quienes las escuchaban? El movía a la gente a través de muchos signos, entre ellos la palabra. Podía curar con solo unas pocas frases de Vida. "Una palabra tuya bastará para sanarme"
Tienes en tus manos un arma muy poderosa.
Utilízala, y cambia el mundo.
Tan verdad como la verdad más absoluta.
La palabra: ese don capaz de enfrentar a pueblos, dividir naciones, sembrar odio en el corazón del hombre. Pero.. también capaz de unir destinos, de establecer vínculos de fraternidad entre colectivos, y también entre personas. Un arma con verdadero poder, un arma de doble filo capaz de abrir las heridas más profundas, y de curar a los corazones más enfermos.
Capaz de hacer saltar en tí la chispa de la esperanza, o de hundirte en el fango, aplacarte para que no lo intentes más.
La palabra es el único arma capaz de mover masas, verdaderas masas humanas. Cuántos discursos políticos, espirituales, humanos, no han cambiado la perspectiva de miles de personas, guiándolas en una dirección, camino de un ideal, de un destino.
La palabra habla de lo que hay dentro del hombre. De lo que estás hecho, de eso hablas. Si guardas rencor, tus palabras rebosarán división, hastío, maldad. Si guardas amor, tus palabras encenderán corazones, acariciarán a quienes las escuchen, serán el equipaje que se guarden quienes algún día te escucharon, y serán recordadas porque ayudaron a una persona en su camino hacia la meta.
No subestimes nunca el poder de la palabra. Si bien es cierto que los actos hablan por sí solos.. las palabras también lo hacen, de una forma más pasiva, pero igual de potente.
El mismo Jesús, el mismo Cristo. ¿Cómo hubiese llegado a nosotros toda su sabiduría, todas esas palabras que llenaban el corazón de quienes las escuchaban? El movía a la gente a través de muchos signos, entre ellos la palabra. Podía curar con solo unas pocas frases de Vida. "Una palabra tuya bastará para sanarme"
Tienes en tus manos un arma muy poderosa.
Utilízala, y cambia el mundo.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Huir, o no
En ciertas ocasiones, miras alrededor, y no ves nada. Mejor, no ves a nadie.
Te bates en duelo con tu "yo". Estás tú frente a tí mismo. Hay dos opciones: huir o enfrentarte.
Huir está bien, el problema no te alcanza. O si...
En cualquier caso, huir agota. Correr eternamente, sin poder parar, con la certeza de que tienes algo que te sigue, y que a la mínima oportunidad en que te vea desfallecer, te alcanzará, no es la mejor de las opciones, sin duda. Cuando tropieces, se avalanzará sobre tí, y ya no tendrás otra alternativa que enfrentarlo. Al final, la huída es una solución temporal, que tan solo agota y pospone el problema, lejos de erradicarlo.
El otro camino es enfrentarte. Esta opción entraña muchos riesgos, pero te da la oportunidad de vencer, o ser vencido. Durante el combate, habrá dolor, no voy a engañarte. Tendrás que hacer acopio de todas tus fuerzas. Mirar a los ojos lo que menos te gusta de tí, contemplar el dolor de frente, penetrar en los recovecos de tu alma, y limpiar toda la basura.
¿Estás dispuesto? Solo te diré algo: mantén siempre encendida la llama de la esperanza. Yo estoy contigo.
Te bates en duelo con tu "yo". Estás tú frente a tí mismo. Hay dos opciones: huir o enfrentarte.
Huir está bien, el problema no te alcanza. O si...
En cualquier caso, huir agota. Correr eternamente, sin poder parar, con la certeza de que tienes algo que te sigue, y que a la mínima oportunidad en que te vea desfallecer, te alcanzará, no es la mejor de las opciones, sin duda. Cuando tropieces, se avalanzará sobre tí, y ya no tendrás otra alternativa que enfrentarlo. Al final, la huída es una solución temporal, que tan solo agota y pospone el problema, lejos de erradicarlo.
El otro camino es enfrentarte. Esta opción entraña muchos riesgos, pero te da la oportunidad de vencer, o ser vencido. Durante el combate, habrá dolor, no voy a engañarte. Tendrás que hacer acopio de todas tus fuerzas. Mirar a los ojos lo que menos te gusta de tí, contemplar el dolor de frente, penetrar en los recovecos de tu alma, y limpiar toda la basura.
¿Estás dispuesto? Solo te diré algo: mantén siempre encendida la llama de la esperanza. Yo estoy contigo.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Pinares
Hoy, me apetece dar trocitos de mí. Dejarlos aquí sellados, impresos en estas pocas palabras improvisadas.
Quizá por la caída de las hojas, o por la llegada de los abrigos a los armarios, me siento más conectada con mi pasado. Siento que, a veces, puedo atraparlo, y sostenerlo unos minutos entre mis brazos. Luego vuelve a volar, y vuelvo yo a mi dosis de realidad.
Caminando hacia la facultad, inmersa entre mis pensamientos, y mirando a la gente con ternura y a la vez con algo de desconfianza, me da por recordar.
Años atrás, por estas fechas, estaba brincando por los montes de Ávila, agarrada de la mano de mi abuela y sin parar de hablar. Con mi inocencia espontánea, callaba el sonido de los pájaros, o del arroyo que acariciaba la colina. Con un palo en la mano, cual pastor, iba en busca y captura del mejor níscalo que asomase tímidamente entre las agujas de los pinos. O de algún chivato, que así se llamaban estas setas venenosas, que me revelase dónde estaba oculto mi premio.
Cuando lo encontraba, todo era júbilo. Llamaba a mis abuelos, o a mis tíos, para que trajesen la navaja, los cortasen y los metiesen en la cesta para luego, por la noche, cocinarlos y comerlos al fuego de la chimenea. Pero lo de comerlos era lo menos importante. El último propósito de encontrar un níscalo fresco era comerlo. Lo que me movía a revolver entre las hojas secas era esa alegría, esa ilusión de hallar aquel tesoro escondido. Recuerdo también que se me hacía un nudo en el pecho cuando lo arrancaban de la tierra. Es curiosa nuestra sensibilidad a la hora de mirar el mundo cuando somos niños. Era como si al níscalo lo arrancasen de su entorno, de lo que hasta ahora había sido su hogar. Ya no saludaría cada mañana los pinos que lo protegían de los rayos de Sol, ni reposaría en la tierra que le daba esa textura y ese color anaranjado, como un amanecer en las montañas. A veces, recuerdo, que incluso se me escapaba alguna lágrima.
Me ponía en el lugar del níscalo, y me imaginaba que me arrancaban de allí, del bosque, de aquellos pinares, de aquella familia, de aquellos abuelos que tanto me querían. Nunca me arrancarían de allí. Y hoy lo sé.
Quizá el tiempo me haya alejado de aquellos parajes, pero mi corazón está allí, entre las montañas del Valle del Tietar.
Quizá por la caída de las hojas, o por la llegada de los abrigos a los armarios, me siento más conectada con mi pasado. Siento que, a veces, puedo atraparlo, y sostenerlo unos minutos entre mis brazos. Luego vuelve a volar, y vuelvo yo a mi dosis de realidad.
Caminando hacia la facultad, inmersa entre mis pensamientos, y mirando a la gente con ternura y a la vez con algo de desconfianza, me da por recordar.
Años atrás, por estas fechas, estaba brincando por los montes de Ávila, agarrada de la mano de mi abuela y sin parar de hablar. Con mi inocencia espontánea, callaba el sonido de los pájaros, o del arroyo que acariciaba la colina. Con un palo en la mano, cual pastor, iba en busca y captura del mejor níscalo que asomase tímidamente entre las agujas de los pinos. O de algún chivato, que así se llamaban estas setas venenosas, que me revelase dónde estaba oculto mi premio.
Cuando lo encontraba, todo era júbilo. Llamaba a mis abuelos, o a mis tíos, para que trajesen la navaja, los cortasen y los metiesen en la cesta para luego, por la noche, cocinarlos y comerlos al fuego de la chimenea. Pero lo de comerlos era lo menos importante. El último propósito de encontrar un níscalo fresco era comerlo. Lo que me movía a revolver entre las hojas secas era esa alegría, esa ilusión de hallar aquel tesoro escondido. Recuerdo también que se me hacía un nudo en el pecho cuando lo arrancaban de la tierra. Es curiosa nuestra sensibilidad a la hora de mirar el mundo cuando somos niños. Era como si al níscalo lo arrancasen de su entorno, de lo que hasta ahora había sido su hogar. Ya no saludaría cada mañana los pinos que lo protegían de los rayos de Sol, ni reposaría en la tierra que le daba esa textura y ese color anaranjado, como un amanecer en las montañas. A veces, recuerdo, que incluso se me escapaba alguna lágrima.
Me ponía en el lugar del níscalo, y me imaginaba que me arrancaban de allí, del bosque, de aquellos pinares, de aquella familia, de aquellos abuelos que tanto me querían. Nunca me arrancarían de allí. Y hoy lo sé.
Quizá el tiempo me haya alejado de aquellos parajes, pero mi corazón está allí, entre las montañas del Valle del Tietar.
El río
"He sido un hombre afortunado: nada en la vida me ha sido fácil" Sigmund Freud.
Una cita que dura unas pocas palabras, y que dice muchas, muchas cosas.
No conozco muy bien la vida de este buen hombre. Digo bueno, porque tengo fe en que todos los hombres son buenos por naturaleza, pero eso sería adentrarnos en otros avatares que ahora mismo no nos conciernen. Fue el padre del psicoanálisis, como todo el mundo sabe, y un gran pensador de su tiempo. Solo hay que echar mano de esta cita para comprobarlo.
Me pregunto si realmente vivió lo que dice, si realmente vio, en las dificultades de la vida una oportunidad para crecer. Seguro que sí.
Con el paso de los años, y los golpes de madurez, uno se da cuenta de que lo que le ha hecho ser quien es, más que los buenos y placenteros momentos, han sido los vaivenes, los obstáculos.
Mira con distancia cada prueba que te ha puesto la vida, y cómo con elegancia, rectitud y voluntad has conseguido superarla. ¿Has vuelto a sentir la sensación de realización personal que te invade? ESO ERES TÚ. Como un niño, al que se le propone un reto. Cruza ese río. Y sí, cuando estás con toda tu atención puesta en no resbalar, no ves más que piedras, y una fuerte corriente que si te descuidas, te puede arrastrar. Y eso es bueno. Es bueno que mientras cruzas solo veas el peligro. Es una aventura...
Luego, cuando has cruzado, te sientes capaz de saltar desde un acantilado, o de cruzar mil ríos más con el triple de fuerza. Es la madera del hombre, el fuego que se despierta cuando se siente capaz.
Despiértalo. Pero para despertarlo, compañero, te tienes que enfrentar. Tienes que vivir al límite, rebasando todas tus limitaciones, que por cierto, te pones tú.
Una cita que dura unas pocas palabras, y que dice muchas, muchas cosas.
No conozco muy bien la vida de este buen hombre. Digo bueno, porque tengo fe en que todos los hombres son buenos por naturaleza, pero eso sería adentrarnos en otros avatares que ahora mismo no nos conciernen. Fue el padre del psicoanálisis, como todo el mundo sabe, y un gran pensador de su tiempo. Solo hay que echar mano de esta cita para comprobarlo.
Me pregunto si realmente vivió lo que dice, si realmente vio, en las dificultades de la vida una oportunidad para crecer. Seguro que sí.
Con el paso de los años, y los golpes de madurez, uno se da cuenta de que lo que le ha hecho ser quien es, más que los buenos y placenteros momentos, han sido los vaivenes, los obstáculos.
Mira con distancia cada prueba que te ha puesto la vida, y cómo con elegancia, rectitud y voluntad has conseguido superarla. ¿Has vuelto a sentir la sensación de realización personal que te invade? ESO ERES TÚ. Como un niño, al que se le propone un reto. Cruza ese río. Y sí, cuando estás con toda tu atención puesta en no resbalar, no ves más que piedras, y una fuerte corriente que si te descuidas, te puede arrastrar. Y eso es bueno. Es bueno que mientras cruzas solo veas el peligro. Es una aventura...
Luego, cuando has cruzado, te sientes capaz de saltar desde un acantilado, o de cruzar mil ríos más con el triple de fuerza. Es la madera del hombre, el fuego que se despierta cuando se siente capaz.
Despiértalo. Pero para despertarlo, compañero, te tienes que enfrentar. Tienes que vivir al límite, rebasando todas tus limitaciones, que por cierto, te pones tú.
martes, 20 de noviembre de 2012
La raíz
La incertidumbre de hallarse en territorio desconocido.
A todos nos ha pasado, a unos más que a otros, según la inteligencia emocional de cada uno, que intuimos una emoción dentro de nosotros que no sabemos identificar. No sabemos de dónde viene ni a dónde va.
Si la emoción es placentera y reconfortante, no sentimos la necesidad de buscar su origen. La sentimos, sin más. La saboreamos, nos recreamos en ella, y durante ese periodo de tiempo, tenemos un aliciente más por el que vivir, una fuerza natural que mana de nosotros mismos y nos invita a a revolvernos entre el mundo.
Sin embargo, si se trata de una emoción negativa, nos desconcertamos buscando el origen, como si eso fuese a calmar el fuego interior que sentimos. Quizá sí.
Quizá cuando el misterio se resuelva, llegue la paz.
Quizá cuando se deshaga el nudo, se pueda respirar.
Quizá cuando se desenmarañe el problema, la brisa de la alegría vuelva a acariciar tu rostro y los ojos vuelvan a empañársete de lágrimas, y tus labios se desplieguen como las flores en primavera.
Puede que sea necesario llegar al fondo de las cosas para resolverlas. Llegar al núcleo del problema para hallar la solución. Pero.. también es posible que conocer el origen de las cosas no baste.
Me gusta, como todo en la vida, asemejarlo a una planta: la planta se pudre. Sus hojas cada vez se inclinan más hacia el suelo, cansadas de luchar. La fuerza que las mantenía en pie cada vez era más débil, hasta que no pudo sostenerlas. El tallo con el paso del tiempo iba siendo menos esbelto menos firme, menos seguro de sí mismo. Menos tallo, al final. El verde que antes llamaba a la esperanza cada día era más pálido. La savia que circulaba por sus entrañas, y que alimentaba cada rincón de su alma, cada día era más escasa.
El Sol, que no cesaba en su empeño de regalar a la planta sus rayos, su luz y calor, se frustraba, porque su criatura perdía vida.
El terreno era aparentemente fértil, y las condiciones ambientales, perfectas. Solo había que ver las plantas de los alrededores. Frescas, vivas, alegres.
Un día un jardinero, al verla tan alicaída decidió examinarla. La revisó de arriba a abajo, sin encontrar rastro alguno de aquello que había hecho a la planta enmudecer. La regó más de lo habitual, la llevó de cara al Sol, sin una rama que pudiera taparla con la más diminuta sombra. Pero nada, todos los esfuerzos fueron en vano.
Un buen día, movido por algo que solo él supo, el jardinero se decidió a escarbar. Quitó la Tierra que la sostenía en pie, dejó su alma desnuda y ahí estaba: en la raíz. Los ojos se le llenaron de lágrimas de alegría por haber hallado la causa de la enfermedad de la planta. Ahora lo entendía: daban igual los estímulos externos que pudiera invertir en ella: daban igual agua, que luz, que nutrientes. El problema estaba en lo más hondo. Si las raices no eran capaces de captar el alimento, nada en ella podría funcionar.
Tenía las razones entre sus manos pero.. ¿Y ahora qué?
A todos nos ha pasado, a unos más que a otros, según la inteligencia emocional de cada uno, que intuimos una emoción dentro de nosotros que no sabemos identificar. No sabemos de dónde viene ni a dónde va.
Si la emoción es placentera y reconfortante, no sentimos la necesidad de buscar su origen. La sentimos, sin más. La saboreamos, nos recreamos en ella, y durante ese periodo de tiempo, tenemos un aliciente más por el que vivir, una fuerza natural que mana de nosotros mismos y nos invita a a revolvernos entre el mundo.
Sin embargo, si se trata de una emoción negativa, nos desconcertamos buscando el origen, como si eso fuese a calmar el fuego interior que sentimos. Quizá sí.
Quizá cuando el misterio se resuelva, llegue la paz.
Quizá cuando se deshaga el nudo, se pueda respirar.
Quizá cuando se desenmarañe el problema, la brisa de la alegría vuelva a acariciar tu rostro y los ojos vuelvan a empañársete de lágrimas, y tus labios se desplieguen como las flores en primavera.
Puede que sea necesario llegar al fondo de las cosas para resolverlas. Llegar al núcleo del problema para hallar la solución. Pero.. también es posible que conocer el origen de las cosas no baste.
Me gusta, como todo en la vida, asemejarlo a una planta: la planta se pudre. Sus hojas cada vez se inclinan más hacia el suelo, cansadas de luchar. La fuerza que las mantenía en pie cada vez era más débil, hasta que no pudo sostenerlas. El tallo con el paso del tiempo iba siendo menos esbelto menos firme, menos seguro de sí mismo. Menos tallo, al final. El verde que antes llamaba a la esperanza cada día era más pálido. La savia que circulaba por sus entrañas, y que alimentaba cada rincón de su alma, cada día era más escasa.
El Sol, que no cesaba en su empeño de regalar a la planta sus rayos, su luz y calor, se frustraba, porque su criatura perdía vida.
El terreno era aparentemente fértil, y las condiciones ambientales, perfectas. Solo había que ver las plantas de los alrededores. Frescas, vivas, alegres.
Un día un jardinero, al verla tan alicaída decidió examinarla. La revisó de arriba a abajo, sin encontrar rastro alguno de aquello que había hecho a la planta enmudecer. La regó más de lo habitual, la llevó de cara al Sol, sin una rama que pudiera taparla con la más diminuta sombra. Pero nada, todos los esfuerzos fueron en vano.
Un buen día, movido por algo que solo él supo, el jardinero se decidió a escarbar. Quitó la Tierra que la sostenía en pie, dejó su alma desnuda y ahí estaba: en la raíz. Los ojos se le llenaron de lágrimas de alegría por haber hallado la causa de la enfermedad de la planta. Ahora lo entendía: daban igual los estímulos externos que pudiera invertir en ella: daban igual agua, que luz, que nutrientes. El problema estaba en lo más hondo. Si las raices no eran capaces de captar el alimento, nada en ella podría funcionar.
Tenía las razones entre sus manos pero.. ¿Y ahora qué?
viernes, 16 de noviembre de 2012
El Bien
No me gusta, pero a menudo se crea en mí un sentimiento de rechazo cuando escucho a determinadas personas vanagloriar su propia bondad.
El verdadero buen hacer, es silencioso, es humilde, y sólo necesita la sonrisa del que recibe la ayuda para complacerse, para llenarse. Volver a ver al otro el brillo en los ojos, la chispa de la felicidad que le ha sido devuelta y entregada gratuitamente.
Las buenas obras, las que manan del corazón, no endeudan al otro. Más al contrario, abren el espíritu de quien recibe el bien, le impulsan a amar más y más... Y así, la bondad, te será devuelta sola, sin necesidad de pedirla, de exigirla como pago a lo que antes diste, egoístamente.
Diste algo que quieres de vuelta, por tanto, no diste, prestaste. Piénsalo.
¿Realmente das por y para el otro, o para tí, para asegurarte una mano que te sostenga cuando vayas a caer?
"Haz el bien, pero no hagas ruido. Porque el ruido no hace el bien, y el bien.. no hace ruido"
El verdadero buen hacer, es silencioso, es humilde, y sólo necesita la sonrisa del que recibe la ayuda para complacerse, para llenarse. Volver a ver al otro el brillo en los ojos, la chispa de la felicidad que le ha sido devuelta y entregada gratuitamente.
Las buenas obras, las que manan del corazón, no endeudan al otro. Más al contrario, abren el espíritu de quien recibe el bien, le impulsan a amar más y más... Y así, la bondad, te será devuelta sola, sin necesidad de pedirla, de exigirla como pago a lo que antes diste, egoístamente.
Diste algo que quieres de vuelta, por tanto, no diste, prestaste. Piénsalo.
¿Realmente das por y para el otro, o para tí, para asegurarte una mano que te sostenga cuando vayas a caer?
"Haz el bien, pero no hagas ruido. Porque el ruido no hace el bien, y el bien.. no hace ruido"
jueves, 15 de noviembre de 2012
Dónde
¿Quién te iba a decir, cuándo solo tenías 9 años, que ahora estarías aquí?
Quién iba a decirte que 10 años después estarías conociendo gente maravillosa, estudiando una carrera en una de las mejores universidades de Madrid.
Quién te iba a decir, que al fin, terminarías por gustarte, que acabarías enamorándote de ti misma con el paso de los años. Que pasarías del auto desprecio, a la autoestima, de la tristeza a la alegría, de la desesperanza, a la fe.
Quién iba a decirte, pequeña, que irías con un desamor a tus espaldas, que 6 ángeles te llevarían entre sus alas, o que tu familia te mostraría, al fin, su amor como siempre soñaste.
Quién te iba a decir que Dios se aparecería algún día en tu camino para mostrarte la Gran Verdad de la vida. Dónde quedaron tus viejos sueños, como el de ir a África como médico a curar niños enfermos, o que tu primer amor también sería el último.
Pocas cosas han salido como esperabas, pero no han podido salir mejor.
Quién iba a decirte que 10 años después estarías conociendo gente maravillosa, estudiando una carrera en una de las mejores universidades de Madrid.
Quién te iba a decir, que al fin, terminarías por gustarte, que acabarías enamorándote de ti misma con el paso de los años. Que pasarías del auto desprecio, a la autoestima, de la tristeza a la alegría, de la desesperanza, a la fe.
Quién iba a decirte, pequeña, que irías con un desamor a tus espaldas, que 6 ángeles te llevarían entre sus alas, o que tu familia te mostraría, al fin, su amor como siempre soñaste.
Quién te iba a decir que Dios se aparecería algún día en tu camino para mostrarte la Gran Verdad de la vida. Dónde quedaron tus viejos sueños, como el de ir a África como médico a curar niños enfermos, o que tu primer amor también sería el último.
Pocas cosas han salido como esperabas, pero no han podido salir mejor.
viernes, 9 de noviembre de 2012
¿Prisionera?
Hasta ahora, solo podías agarrar los barrotes que te mantenían prisionera, solo podías escucharte a tí misma suplicando libertad.
No podías ver las estrellas, solo un techado de hierro gris que aplastaba todos tus sueños.
Tus ojos empezaban a cegarse por la oscuridad, y sólo respirabas el aire seco y helado. Tu corazón empezaba a marchitarse, y tus esperanzas a flojear.
Por suerte, un día, alguien robó la llave y te abrió la puerta.
Trsite de tí no querías salir, pues tu vida ya era eso. Habías aprendido a no vivir. Tenías miedo.
La luz te hacía daño a los ojos, y el calor del mundo te agobiaba... Te estremecías ante la posibilidad de lo desconocido.
Tendrías que aprender de nuevo a andar, que aprender de nuevo a ver.
Tendrías que llenar tus pulmones de aire limpio
Tendrías que abrir las ventanas de tus ojos.
Tendrías que levantar la cabeza para volver a ver las estrellas.
Fuera, estaban los tuyos, tendiéndote la mano, invitándote a salir, y a tí te daba miedo confiar. Que esa mano fuera otra trampa que volviera a hacerte prisionera.
Al fín, elegiste por la vida, elegiste por la esperanza, elegiste por el amor.
Pisaste tierra, mojaste tus pies con la hierba que empezaba a crecer a tu alrededor. Decidiste quedarte vacía, pero esta vez para llenarte de los demás, para llenarte del mundo.
No sabías quién eras, pero daba igual. "Eras", con eso bastaba. Ya tendrías tiempo de encontrarte, de recuperar tu identidad, o de crear una nueva.
Ahora, empieza a construir un nuevo "yo".
No podías ver las estrellas, solo un techado de hierro gris que aplastaba todos tus sueños.
Tus ojos empezaban a cegarse por la oscuridad, y sólo respirabas el aire seco y helado. Tu corazón empezaba a marchitarse, y tus esperanzas a flojear.
Por suerte, un día, alguien robó la llave y te abrió la puerta.
Trsite de tí no querías salir, pues tu vida ya era eso. Habías aprendido a no vivir. Tenías miedo.
La luz te hacía daño a los ojos, y el calor del mundo te agobiaba... Te estremecías ante la posibilidad de lo desconocido.
Tendrías que aprender de nuevo a andar, que aprender de nuevo a ver.
Tendrías que llenar tus pulmones de aire limpio
Tendrías que abrir las ventanas de tus ojos.
Tendrías que levantar la cabeza para volver a ver las estrellas.
Fuera, estaban los tuyos, tendiéndote la mano, invitándote a salir, y a tí te daba miedo confiar. Que esa mano fuera otra trampa que volviera a hacerte prisionera.
Al fín, elegiste por la vida, elegiste por la esperanza, elegiste por el amor.
Pisaste tierra, mojaste tus pies con la hierba que empezaba a crecer a tu alrededor. Decidiste quedarte vacía, pero esta vez para llenarte de los demás, para llenarte del mundo.
No sabías quién eras, pero daba igual. "Eras", con eso bastaba. Ya tendrías tiempo de encontrarte, de recuperar tu identidad, o de crear una nueva.
Ahora, empieza a construir un nuevo "yo".
martes, 6 de noviembre de 2012
Subidas y bajadas
Cada mañana, asomada a la ventanilla del autobús, su mente comienza a divagar. Sus pensamientos corren entre las callejuelas de Pacífico, y los días de lluvia se mojan con las gotas que chocan contra el cristal.
Querido Madrid,
querida ciudad,
queridos recuerdos..
Quedaos siempre conmigo, no os vayáis nunca lejos. Que pueda recordar quien fui, para saber quien soy, y qué seré. Que, si se me acabaran los recursos, tenga al menos, una historia que contar. Que permanezca el sabor de los buenos momentos para aquellos días secos, y que pueda deleitarme con el sabor de alegrías pasadas.
Pero por favor, que sean mis recuerdos unos buenos compañeros de viaje. Que nunca me hagan daño, porque entonces decidiré abandonarlos. Que vea desde la lejanía cada error como un peldaño que me ayudó a subir, una lección más del capítulo de mi historia. Porque.. ¿qué sería de la vida si fuésemos siempre felices, siempre perfectos? Sería algo insípido, sin sabor. Me da, a veces, por mirarlo como una montaña rusa: si fuese un trayecto llano, ¿dónde queda la emoción de la caída, el vértigo que te recorre la espina dorsal, la sensación de cosquillas ante el temor de caer al vacío? ¿Sabes? Las subidas, aquí, en la Tierra, por las leyes físicas, sólo tienen sentido si hay una bajada después.
Solo hay una subida infinita, y sólo se da cuando tocamos el cielo
Querido Madrid,
querida ciudad,
queridos recuerdos..
Quedaos siempre conmigo, no os vayáis nunca lejos. Que pueda recordar quien fui, para saber quien soy, y qué seré. Que, si se me acabaran los recursos, tenga al menos, una historia que contar. Que permanezca el sabor de los buenos momentos para aquellos días secos, y que pueda deleitarme con el sabor de alegrías pasadas.
Pero por favor, que sean mis recuerdos unos buenos compañeros de viaje. Que nunca me hagan daño, porque entonces decidiré abandonarlos. Que vea desde la lejanía cada error como un peldaño que me ayudó a subir, una lección más del capítulo de mi historia. Porque.. ¿qué sería de la vida si fuésemos siempre felices, siempre perfectos? Sería algo insípido, sin sabor. Me da, a veces, por mirarlo como una montaña rusa: si fuese un trayecto llano, ¿dónde queda la emoción de la caída, el vértigo que te recorre la espina dorsal, la sensación de cosquillas ante el temor de caer al vacío? ¿Sabes? Las subidas, aquí, en la Tierra, por las leyes físicas, sólo tienen sentido si hay una bajada después.
Solo hay una subida infinita, y sólo se da cuando tocamos el cielo
martes, 30 de octubre de 2012
Amigos
Sé, o quiero saber que algún día brindaremos juntos, con las manos arrugadas por el tiempo.
Quizá sea una ilusa, quizá viva en un mundo que no es el real. Pero quiero serlo.
Quiero pensar que no todo en esta vida es efímero, que no todo vuela con tiempo. Quiero pensar que hay cosas que permanecen, que continúan, que van siempre en tu maleta. Los amigos.
No.. pero no todos los amigos. No todos lo merecen. No todos tienen el potencial que necesitas en tu vida. Solo unos pocos son los elegidos. Los que eliges tú, y los que te eligen a tí cada día, con cada obra, con cada gesto. Solo esos merecen quedar guardados en la mochila de tu vida.
Sueño con poder pronunciar, algún día, las palabras "hasta que la muerte nos separe". Quizá tenga un concepto muy elevado de la amistad. Puede que le de más valor del que normalmente se le adjudica. Pero.. pensadlo, ¿qué sería la vida sin amigos?
Tu familia, sí: ellos te dan un amor incondicional, de un valor inigualable. Llevan impresa tu sangre, tus genes, tus raíces. Saben dónde escondes cada cosa de tí, y saben cómo encontrarte. Es un amor fraterno, irrompible. Es un amor que no se puede cambiar, ni suplir si falta. Pero le falta algo que la amistad tiene: la locura, la aventura, conocer al otro con el paso de los años, descubrirse a uno mismo.
Tu pareja, también: es un amor más romántico. Es la persona a la que vas a amar sin reservas, es aquel que te va a ver amanecer cada día. Quien va a estar a un lado de la cama cuando traigas una vida al mundo. Es quien te va a escuchar, comprender y apoyar. Es con quien vas a hacer planes de futuro, con quien vas a construir utopías, es aquel que va a amar tus defectos, tus virtudes. Quien va a tirar de ti cuando se te agoten las fuerzas. Es, en fin, el amor de tu vida. Pero a este también le falta algo que la palabra amistad lleva impreso: la fidelidad y la aceptación. Un amigo, te ha elegido conscientemente y por propia voluntad. En el amor, todo es mucho más químico, más subjetivo. Al principio, quizá no eliges tú a la persona, la eligen tus hormonas, la elige la química de tu cuerpo. Luego, después la eliges tú, con la madurez y el paso de los años. En la amistad no. En la amistad eliges conscientemente, con toda tu voluntad puesta en el otro. Sellas con el otro un compromiso firme, seguro, legal.
Y sabes, o intuyes... o te dices a tí mismo, que ese compromiso, esa garantía es para toda la vida. Tú vas a ser el diario del otro, su historia. El otro va a ser tu camino, tu bastón, tu mapa, tu corona y tus zapatillas. Pero ante todo, ¿sabes una cosa? No te pertenecen... Solo si ellos deciden donarse a tí. Entregarte parte de su corazón.
Quizá sea una ilusa, quizá viva en un mundo que no es el real. Pero quiero serlo.
Quiero pensar que no todo en esta vida es efímero, que no todo vuela con tiempo. Quiero pensar que hay cosas que permanecen, que continúan, que van siempre en tu maleta. Los amigos.
No.. pero no todos los amigos. No todos lo merecen. No todos tienen el potencial que necesitas en tu vida. Solo unos pocos son los elegidos. Los que eliges tú, y los que te eligen a tí cada día, con cada obra, con cada gesto. Solo esos merecen quedar guardados en la mochila de tu vida.
Sueño con poder pronunciar, algún día, las palabras "hasta que la muerte nos separe". Quizá tenga un concepto muy elevado de la amistad. Puede que le de más valor del que normalmente se le adjudica. Pero.. pensadlo, ¿qué sería la vida sin amigos?
Tu familia, sí: ellos te dan un amor incondicional, de un valor inigualable. Llevan impresa tu sangre, tus genes, tus raíces. Saben dónde escondes cada cosa de tí, y saben cómo encontrarte. Es un amor fraterno, irrompible. Es un amor que no se puede cambiar, ni suplir si falta. Pero le falta algo que la amistad tiene: la locura, la aventura, conocer al otro con el paso de los años, descubrirse a uno mismo.
Tu pareja, también: es un amor más romántico. Es la persona a la que vas a amar sin reservas, es aquel que te va a ver amanecer cada día. Quien va a estar a un lado de la cama cuando traigas una vida al mundo. Es quien te va a escuchar, comprender y apoyar. Es con quien vas a hacer planes de futuro, con quien vas a construir utopías, es aquel que va a amar tus defectos, tus virtudes. Quien va a tirar de ti cuando se te agoten las fuerzas. Es, en fin, el amor de tu vida. Pero a este también le falta algo que la palabra amistad lleva impreso: la fidelidad y la aceptación. Un amigo, te ha elegido conscientemente y por propia voluntad. En el amor, todo es mucho más químico, más subjetivo. Al principio, quizá no eliges tú a la persona, la eligen tus hormonas, la elige la química de tu cuerpo. Luego, después la eliges tú, con la madurez y el paso de los años. En la amistad no. En la amistad eliges conscientemente, con toda tu voluntad puesta en el otro. Sellas con el otro un compromiso firme, seguro, legal.
Y sabes, o intuyes... o te dices a tí mismo, que ese compromiso, esa garantía es para toda la vida. Tú vas a ser el diario del otro, su historia. El otro va a ser tu camino, tu bastón, tu mapa, tu corona y tus zapatillas. Pero ante todo, ¿sabes una cosa? No te pertenecen... Solo si ellos deciden donarse a tí. Entregarte parte de su corazón.
miércoles, 24 de octubre de 2012
No te resignes
El primer pensamiento que asalta tu cama cada mañana, desde el primer parpadeo.
Retrasar el despertador 5 minutos, como si eso fuese a quitarte el sueño. Encogerte entre las sábanas, notando el calor de dentro, y el frío del exterior.. y pensar cómo sería si pudieses dormir dos horas más.
Poner el pie en el suelo, y mirar por la ventana. Ver aun la noche, las lucecillas titilantes de la calle, la carretera abarrotada de coches, de personas que van, resignadas, a su puesto de trabajo, para ganarse, como dice el habla popular, el pan de cada día.
Tu vida no puede ser eso. Tú no vas a ir cada mañana con ojeras a la oficina, después de haberte zampado un atasco de horas, con tacones kilométricos y una máscara de maquillaje, para ocultar tu verdadero rostro, tu verdadera esencia, tu verdadero "yo". No vas a pasarte horas extensas frente a una pantalla de ordenador, escuchando a tus compañeros clavarse astillas los unos a los otros. No, tu vida no va a ser así. No vas a tomarte el café de cada mañana, como si fueras una máquina a la que hay que suministrar su dosis de combustible. Tus energías van a salir de manera natural, de dentro, van a manar de la misma energía que te mantiene viva, y atada a este mundo tan bonito, a veces, y tan perro otras.
No... no vas a llegar a casa contaminando a tu familia con los problemas de tu día, y las sacudidas mentales que has tenido que soportar. No vas a quejarte por todo. Cada cosa que hagas, querida, la vas a hacer con amor. Nunca te vas a sentir amurallada, ni aprisionada por las circunstancias. Muy al contrario, te vas a sentir siempre libre, porque realmente lo eres.
Retrasar el despertador 5 minutos, como si eso fuese a quitarte el sueño. Encogerte entre las sábanas, notando el calor de dentro, y el frío del exterior.. y pensar cómo sería si pudieses dormir dos horas más.
Poner el pie en el suelo, y mirar por la ventana. Ver aun la noche, las lucecillas titilantes de la calle, la carretera abarrotada de coches, de personas que van, resignadas, a su puesto de trabajo, para ganarse, como dice el habla popular, el pan de cada día.
Tu vida no puede ser eso. Tú no vas a ir cada mañana con ojeras a la oficina, después de haberte zampado un atasco de horas, con tacones kilométricos y una máscara de maquillaje, para ocultar tu verdadero rostro, tu verdadera esencia, tu verdadero "yo". No vas a pasarte horas extensas frente a una pantalla de ordenador, escuchando a tus compañeros clavarse astillas los unos a los otros. No, tu vida no va a ser así. No vas a tomarte el café de cada mañana, como si fueras una máquina a la que hay que suministrar su dosis de combustible. Tus energías van a salir de manera natural, de dentro, van a manar de la misma energía que te mantiene viva, y atada a este mundo tan bonito, a veces, y tan perro otras.
No... no vas a llegar a casa contaminando a tu familia con los problemas de tu día, y las sacudidas mentales que has tenido que soportar. No vas a quejarte por todo. Cada cosa que hagas, querida, la vas a hacer con amor. Nunca te vas a sentir amurallada, ni aprisionada por las circunstancias. Muy al contrario, te vas a sentir siempre libre, porque realmente lo eres.
martes, 16 de octubre de 2012
Horcajuelo
El paraíso debe ser algo así. Debe estar situado en un pueblecito olvidado de la sierra, en una casa de piedra, con un diminuto altar en su interior. Lejos de la mano del mal, del ruido de la ciudad.
Allí todo lo que se escucha son palabras dulces, llenas de amor. Todo lo que se ve es fraternidad. Allí puedes hablar sin miedo a ser juzgado. Puedes entregarte al resto sin temor a ser atacado. Allí puedes ser realmente tú, tal y como Dios te creó. Puedes mostrar con orgullo tus virtudes y defectos, pues sabes con total certeza que serán amados y respetados, pues son dones de Dios.
Cada persona tiene un papel con el que se siente cómoda. Allí, y sólo allí puedes poner sobre el altar y mostrar a tus hermanos tu vida, con sus riquezas y miserias, y puedes contemplar la de tus hermanos.
Allí, y sólo allí puedes amar a corazón abierto.
Allí todo lo que se escucha son palabras dulces, llenas de amor. Todo lo que se ve es fraternidad. Allí puedes hablar sin miedo a ser juzgado. Puedes entregarte al resto sin temor a ser atacado. Allí puedes ser realmente tú, tal y como Dios te creó. Puedes mostrar con orgullo tus virtudes y defectos, pues sabes con total certeza que serán amados y respetados, pues son dones de Dios.
Cada persona tiene un papel con el que se siente cómoda. Allí, y sólo allí puedes poner sobre el altar y mostrar a tus hermanos tu vida, con sus riquezas y miserias, y puedes contemplar la de tus hermanos.
Allí, y sólo allí puedes amar a corazón abierto.
viernes, 28 de septiembre de 2012
Palabras
Al fín.
Después de meses de sequía, he conseguido apagar esta sed.
Necesitaba escribir... Se ha convertido, para mí, en una forma de vivir más plenamente, en el alimento del alma. Es mi única forma de saber que mi mochila va cargada, que no estoy vacía, que llevo un equipaje que me acompaña, que tengo algo que regalarle al mundo.
Quizá necesitaba un día como este. Amanecer con la ventana empapada y con un nudo en el corazón. Necesitaba sentarme en mi escritorio, mirar por la ventana, escuchar las gotitas repiqueteando contra el cristal, y algo de música. Y todo lo que guardaba, ha salido solo, movido por un impulso vital, por la necesidad de escapar y fugarse entre mis pensamientos.
Cuando me he querido dar cuenta, el boli estaba acariciando la hoja, y mis sentimientos habían comenzado a resbalar por el cristal.
Estaban escondidos, quizá por miedo o porque, por el dolor, decidieron bloquearse.
Hoy sé que los tengo, que viven, que viven conmigo y noto, al fín, una gran alegría interior.
Hoy me siento capaz de todo.
Sé que mis textos no son todo lo bellos que me gustaría que fueran, pero ahora eso qué más da. Aunque escribiese como una niña de 5 años, ESCRIBO y hoy hay pocas cosas que me hagan más feliz
Después de meses de sequía, he conseguido apagar esta sed.
Necesitaba escribir... Se ha convertido, para mí, en una forma de vivir más plenamente, en el alimento del alma. Es mi única forma de saber que mi mochila va cargada, que no estoy vacía, que llevo un equipaje que me acompaña, que tengo algo que regalarle al mundo.
Quizá necesitaba un día como este. Amanecer con la ventana empapada y con un nudo en el corazón. Necesitaba sentarme en mi escritorio, mirar por la ventana, escuchar las gotitas repiqueteando contra el cristal, y algo de música. Y todo lo que guardaba, ha salido solo, movido por un impulso vital, por la necesidad de escapar y fugarse entre mis pensamientos.
Cuando me he querido dar cuenta, el boli estaba acariciando la hoja, y mis sentimientos habían comenzado a resbalar por el cristal.
Estaban escondidos, quizá por miedo o porque, por el dolor, decidieron bloquearse.
Hoy sé que los tengo, que viven, que viven conmigo y noto, al fín, una gran alegría interior.
Hoy me siento capaz de todo.
Sé que mis textos no son todo lo bellos que me gustaría que fueran, pero ahora eso qué más da. Aunque escribiese como una niña de 5 años, ESCRIBO y hoy hay pocas cosas que me hagan más feliz
jueves, 20 de septiembre de 2012
Metamorfosis
Metamorfosis.
Una palabra bonita como la que más, que hace referencia a la transformación de la oruga en mariposa.
La vida está llena de cambios. Pasas de la guardería al colegio, del colegio al instituto, y del instituto a la universidad. En el camino, cambias de profesores, cambias de amigos. Es el curso de la vida, es el cambio. Cuán pobre sería u na vida estática, inmutable, como un estanque... acabaría por pudrirse. Por eso, no hay que tener miedo al cambio. Porque el cambio, en sí mismo, renueva las aguas de nuestra vida. Cambia lo que ya estaba pudriéndose por algo nuevo, por algo limpio. Son las idas y venidas de la existencia, que nos recuerdan que vivimos, que no estamos quietos, que la Tierra está en constante movimiento, que millones de estrellas están naciendo, y otras tantas muriéndose, emanando luz por el Universo. Que el viento no se cansa de recorrer el mundo, trayendo mensajes de acá para allá, trayendo susurros de besos, de historias de amor. Que solo tienes que mirar por la ventana para darte cuenta de que el mundo no para de moverse. Desde el ama de casa que va a la frutería cada mañana, al reportero que va corriendo por el mundo en busca de la mejor noticia. Todo cambio en la vida, es positivo.
Pero.. ¿Y si el cambio tiene lugar en nosotros mismos, en nuestra forma de ver el mundo? Este es otro tipo de cambio, uno más profundo. Este da más frutos, pero a menudo se le tiene miedo... Porque te implica directamente a tí. Habla de tu propia vida, de tu estar en el mundo. Y este cambio, mueve otros cambios. La clave para aceptarlo es mirarte desde fuera, como si fueras tu propio padre, y mirarte siempre con amor, sin prejuicios. Como mirarías a tu hijo, a tu mejor amigo, a tu madre.
Aun recuerdo cuando, de entre un montón de cartas con frases escritas elejí una. Decía:
"Ten fe. No te desanimes... Mira el ejemplo de la oruga, cuando creyó que era el fin del mundo... Dios la convirtío en mariposa"
Una palabra bonita como la que más, que hace referencia a la transformación de la oruga en mariposa.
La vida está llena de cambios. Pasas de la guardería al colegio, del colegio al instituto, y del instituto a la universidad. En el camino, cambias de profesores, cambias de amigos. Es el curso de la vida, es el cambio. Cuán pobre sería u na vida estática, inmutable, como un estanque... acabaría por pudrirse. Por eso, no hay que tener miedo al cambio. Porque el cambio, en sí mismo, renueva las aguas de nuestra vida. Cambia lo que ya estaba pudriéndose por algo nuevo, por algo limpio. Son las idas y venidas de la existencia, que nos recuerdan que vivimos, que no estamos quietos, que la Tierra está en constante movimiento, que millones de estrellas están naciendo, y otras tantas muriéndose, emanando luz por el Universo. Que el viento no se cansa de recorrer el mundo, trayendo mensajes de acá para allá, trayendo susurros de besos, de historias de amor. Que solo tienes que mirar por la ventana para darte cuenta de que el mundo no para de moverse. Desde el ama de casa que va a la frutería cada mañana, al reportero que va corriendo por el mundo en busca de la mejor noticia. Todo cambio en la vida, es positivo.
Pero.. ¿Y si el cambio tiene lugar en nosotros mismos, en nuestra forma de ver el mundo? Este es otro tipo de cambio, uno más profundo. Este da más frutos, pero a menudo se le tiene miedo... Porque te implica directamente a tí. Habla de tu propia vida, de tu estar en el mundo. Y este cambio, mueve otros cambios. La clave para aceptarlo es mirarte desde fuera, como si fueras tu propio padre, y mirarte siempre con amor, sin prejuicios. Como mirarías a tu hijo, a tu mejor amigo, a tu madre.
Aun recuerdo cuando, de entre un montón de cartas con frases escritas elejí una. Decía:
"Ten fe. No te desanimes... Mira el ejemplo de la oruga, cuando creyó que era el fin del mundo... Dios la convirtío en mariposa"
martes, 18 de septiembre de 2012
Algodones
Mírala. Ahí la tienes: débil, frágil, ilusoria. Enredada entre las sábanas como si estuviera entre las nubes, esas en las que, de niña, imaginaba que saltaba, que estrujaba entre sus manos.
Cuánto has cambiado, pequeña.
Ahora apenas ruedan lágrimas por tus mejillas. Ahora apenas tienes tiempo de soñar.
El tiempo cerró heridas. O... las ocultó, en un lugar donde nunca pudieras localizarlas.
Cuánto has cambiado, pequeña.
Ahora apenas ruedan lágrimas por tus mejillas. Ahora apenas tienes tiempo de soñar.
El tiempo cerró heridas. O... las ocultó, en un lugar donde nunca pudieras localizarlas.
viernes, 7 de septiembre de 2012
Olvidar
Sé que no está bien. Sé que los recuerdos que duelen deberían romperse, como se rompe una hoja en sucio, como todas las hojas que he tirado antes de escribir esto.
Sientes que la herida va cicatrizando, y te dices... paciencia, tiempo, calma. Todo pasará. Pero en verdad te cuesta creerlo. ¿Realmente... podrás olvidar al que durante año y medio ha sido el amor de tu vida? Y direis.. qué bobada, eso no existe. O... amor solo hay uno, y si te dejó.. desde luego, él no era el amor de tu vida. Y es entonces cuando no paro de aferrarme a la última de las esperanzas. Su regreso.
Y los fantasmas del pasado no paran de rondar. ¿Y.. si algún día.. un golpe de suerte, o el destino mismo hace que nos reencontremos en un vagón del tren?¿O.. si te veo en un Vips, donde soliamos ir a tomar tortitas y a hacer proyectos de futuro? ¿Y si el corazón vuelve a salirseme del pecho, cuando te mire a los ojos en una peregrinación? Todo son castillos en el aire, pero el corazón se consuela con eso. Deja de sufrir durante esos segundos... Y cuando se encuentra con la realidad de frente no puede por más que romperse.
Luego vienen las malas suposiciones ¿Y si nos encontramos un día con las vidas del revés? ¿Y si te veo con otra... con esa otra que te dará lo que yo nunca pude darte? Paseando con ella por los rincones de Madrid por los que nos quisimos. En los que me cogías en brazos, o las paradas de autobús en las que no parábamos de hablar.
No lo sé... No sé que nos deparará el futuro. No sé como estaremos dentro de 5 años. Solo sé que fuiste mi bastón y mi antorcha durante buena parte del camino. Ahora toca decir adiós, caminar sola... Tropezar sin que nadie me levante. Quién sabe si alguna vez podrá salir de mi boca un "Te quiero" como los que compartiamos en las montañas de Gredos... En cualquier caso, confío en la Vida.
La Vida me ha llevado a tí, y la Vida nos ha separado.
Poco a poco, iré comprendiendo el por qué de todo esto. Aprenderé a leer en los acontecimientos. Volveré a abrir mi corazón y a decir "Sí" al Amor. O no...
Sientes que la herida va cicatrizando, y te dices... paciencia, tiempo, calma. Todo pasará. Pero en verdad te cuesta creerlo. ¿Realmente... podrás olvidar al que durante año y medio ha sido el amor de tu vida? Y direis.. qué bobada, eso no existe. O... amor solo hay uno, y si te dejó.. desde luego, él no era el amor de tu vida. Y es entonces cuando no paro de aferrarme a la última de las esperanzas. Su regreso.
Y los fantasmas del pasado no paran de rondar. ¿Y.. si algún día.. un golpe de suerte, o el destino mismo hace que nos reencontremos en un vagón del tren?¿O.. si te veo en un Vips, donde soliamos ir a tomar tortitas y a hacer proyectos de futuro? ¿Y si el corazón vuelve a salirseme del pecho, cuando te mire a los ojos en una peregrinación? Todo son castillos en el aire, pero el corazón se consuela con eso. Deja de sufrir durante esos segundos... Y cuando se encuentra con la realidad de frente no puede por más que romperse.
Luego vienen las malas suposiciones ¿Y si nos encontramos un día con las vidas del revés? ¿Y si te veo con otra... con esa otra que te dará lo que yo nunca pude darte? Paseando con ella por los rincones de Madrid por los que nos quisimos. En los que me cogías en brazos, o las paradas de autobús en las que no parábamos de hablar.
No lo sé... No sé que nos deparará el futuro. No sé como estaremos dentro de 5 años. Solo sé que fuiste mi bastón y mi antorcha durante buena parte del camino. Ahora toca decir adiós, caminar sola... Tropezar sin que nadie me levante. Quién sabe si alguna vez podrá salir de mi boca un "Te quiero" como los que compartiamos en las montañas de Gredos... En cualquier caso, confío en la Vida.
La Vida me ha llevado a tí, y la Vida nos ha separado.
Poco a poco, iré comprendiendo el por qué de todo esto. Aprenderé a leer en los acontecimientos. Volveré a abrir mi corazón y a decir "Sí" al Amor. O no...
miércoles, 15 de agosto de 2012
Curioso
Son curiosos los devenires de la vida.
Pasas de estar en la cima del Universo, mirándolo todo desde arriba, con las expectativas y los sueños puestos a la altura de las estrellas... a estar abajo, en lo más profundo, en el lodo.
Por suerte la vida es sabia, y nunca te deja solo. No te deja desfallecer. A veces... te mira y se ríe de tí, pero en el fondo es bondadosa y al tiempo te tiende una mano para que te levantes. Te limpia, te mima.. pero a la vez te reprende por haberlo hecho mal, como una madre cuando su hijo se cae en el parque...
Es gratificante saber que estás a merced de la Vida, y que nunca te va a abandonar. Por patosa que seas, por ignorante, por ilusa, por inocente. Ella siempre va a estar ahí, protegiéndote.
A veces envía personas, que hablan a través de ella... que te indican el camino correcto, que te secan las lágrimas, que aplauden tus méritos y te empujan en los fracasos.
Esas manos invisibles se llaman amigos...
Pasas de estar en la cima del Universo, mirándolo todo desde arriba, con las expectativas y los sueños puestos a la altura de las estrellas... a estar abajo, en lo más profundo, en el lodo.
Por suerte la vida es sabia, y nunca te deja solo. No te deja desfallecer. A veces... te mira y se ríe de tí, pero en el fondo es bondadosa y al tiempo te tiende una mano para que te levantes. Te limpia, te mima.. pero a la vez te reprende por haberlo hecho mal, como una madre cuando su hijo se cae en el parque...
Es gratificante saber que estás a merced de la Vida, y que nunca te va a abandonar. Por patosa que seas, por ignorante, por ilusa, por inocente. Ella siempre va a estar ahí, protegiéndote.
A veces envía personas, que hablan a través de ella... que te indican el camino correcto, que te secan las lágrimas, que aplauden tus méritos y te empujan en los fracasos.
Esas manos invisibles se llaman amigos...
viernes, 25 de mayo de 2012
Viaje de ida y vuelta al corazón
Uno de esos días en los que todo se te antoja nostálgico.
Te despiertas a las 12 de la mañana, como una princesa, y vas rumbo directo a la cocina a prepararte tu zumo de naranja y tus bollitos de chocolate de cada mañana (cuanto darías por que tu madre no los volviera a comprar) y empiezas a darle vueltas a la cabeza y al Colacao. Piensas en la noche de ayer, en ese paseo con ese alguien por el centro de Madrid, contemplando el devenir de la gente, el devenir de la vida; hablando de planes futuros, de tu vida, de su vida, y ahora, de vuestra vida; hablando de las vidas de las gentes españolas, del mendigo de la Gran Vía, de la prostituta de la calle Huertas, de la familia que cena en el Vips, del señor ejecutivo que camina indiferente por las avenidas, de ese grupo de amigas adolescentes que recorren Madrid cogidas del brazo, llenas de bolsas, compartiendo miradas de complicidad. Entonces algo asalta tus pensamientos sin avisar. Eso es... tus amigas. ¿Que estarán haciendo ahora? ¿Que proyectos se traerán entre manos? Y piensas.. "Pero.. ¿Por que me lo pregunto? ¿Por que no lo se?"
De pronto, algo te saca de tus pensamientos: el teléfono.
Son ellas.
Te despiertas a las 12 de la mañana, como una princesa, y vas rumbo directo a la cocina a prepararte tu zumo de naranja y tus bollitos de chocolate de cada mañana (cuanto darías por que tu madre no los volviera a comprar) y empiezas a darle vueltas a la cabeza y al Colacao. Piensas en la noche de ayer, en ese paseo con ese alguien por el centro de Madrid, contemplando el devenir de la gente, el devenir de la vida; hablando de planes futuros, de tu vida, de su vida, y ahora, de vuestra vida; hablando de las vidas de las gentes españolas, del mendigo de la Gran Vía, de la prostituta de la calle Huertas, de la familia que cena en el Vips, del señor ejecutivo que camina indiferente por las avenidas, de ese grupo de amigas adolescentes que recorren Madrid cogidas del brazo, llenas de bolsas, compartiendo miradas de complicidad. Entonces algo asalta tus pensamientos sin avisar. Eso es... tus amigas. ¿Que estarán haciendo ahora? ¿Que proyectos se traerán entre manos? Y piensas.. "Pero.. ¿Por que me lo pregunto? ¿Por que no lo se?"
De pronto, algo te saca de tus pensamientos: el teléfono.
Son ellas.
domingo, 29 de abril de 2012
Aparentemente
Difícil.
Dificil es reconstruir toda una vida, pieza a pieza.
Imagina, por un momento, que todo marcha bien, sobre ruedas.
Tienes un futuro que promete, unos compañeros ejemplares, unas amigas que valen muchísimo, una familia que te ama. Te sientes en paz contigo mismo, con el Universo.
Cada día es una nueva aventura en la que descubrir nuevos conocimientos, proyectos y personas.
De pronto, casi sin darte cuenta, un tsunami pasa por tu vida, y arrasa con todo.
Todo lo que habías construido fluye con las olas. Todo se va... Ahora sólo te queda un terreno llano y seco... y ahí tienes que construir todo lo que se derrumbó.
Estás solo, frente a tu realidad.
Mucha gente está en tu vida... aparentemente. Pero sólo eso, aparentemente.
Dificil es reconstruir toda una vida, pieza a pieza.
Imagina, por un momento, que todo marcha bien, sobre ruedas.
Tienes un futuro que promete, unos compañeros ejemplares, unas amigas que valen muchísimo, una familia que te ama. Te sientes en paz contigo mismo, con el Universo.
Cada día es una nueva aventura en la que descubrir nuevos conocimientos, proyectos y personas.
De pronto, casi sin darte cuenta, un tsunami pasa por tu vida, y arrasa con todo.
Todo lo que habías construido fluye con las olas. Todo se va... Ahora sólo te queda un terreno llano y seco... y ahí tienes que construir todo lo que se derrumbó.
Estás solo, frente a tu realidad.
Mucha gente está en tu vida... aparentemente. Pero sólo eso, aparentemente.
jueves, 19 de abril de 2012
Debate
En la sociedad de hoy, no hay lugar para el debate.
Sí, es cierto, nos encanta debatir. Ello supone manifestar públicamente nuestras más firmes creencias y convicciones. Cuando las expongo, todo el mundo las conoce y quizá alguien las aplauda.
Pero en verdad, nada de eso lleva a ningún sitio si el debate no tiene un objeto concreto. Sí, hemos expuesto nuestras ideas y.. ahora... ¿qué? Nos hemos pasado una hora charlando, para acabar de mal humor, quemados con el otro, y con nosotros mismos por no haber conseguido hacerle entrar en razón.
Y aquí reside el problema: no hay una apertura.
Mientras uno de los miembros expone sus ideas, el otro, mientras tanto, busca un argumento de peso para desecharlas. Mientras el otro argumenta, el primero repasa mentalmente los contraargumentos para defenderse. Como si se estuviera en un campo de batalla, utilizando la mejor técnica posible para no ser vencido. Pero...¿y la esencia del debate? el debate acaba y cada uno de los tertulios se valora así mismo: "No he estado mal", "aquí me ha pillado un poco, pero he sabido salir del apuro".. y entonces las ideas quedan en 2º lugar. Lo que importa es cómo me he defendido, si he sabido salir airoso del cara a cara, qué valoración me habrá dado el público. ¿Para qué debatir, entonces?
El de izquierdas (por ejemplificar) se sume en sus izquierdas, el de derechas, se sume en sus derechas y por más validos y valiosos que sean los argumentos referidos, dan igual. Sólo sirven para contraatacar. De la misma manera, el profresista continuará con su deseo de progreso, por más razonables que sean los argumentos del conservador, y el conservador, continuará dando pasos cortos, aunque el progresista le de mil razones para no hacerlo. Quien rechaza a la Iglesia, quien no la perdona, continuará sin perdonarla, apuntando cada uno de sus fallos en su corazón. Quien va con ella, no encauzará las críticas del otro. El ecologista continuará defendiendo las energías limpias, y el empresario de una petrolera, el petróleo.
No tiene sentido un debate, si no estamos abiertos a cambiar: a replantearnos nuestras convicciones, a cambiar nuestra perspectiva. Sí, es cierto, supone un gran esfuerzo ver las cosas desde otro prisma distinto del que las has visto hasta ahora. Es dar la vuelta a tus pensamientos, y orientarlos en otra dirección. Pero es dificil, sobre todo, porque al asumir como ciertas las ideas del otro, estamos "desprestigiando" las nuestras, llevándolas a un segundo plano.
Hablamos de progreso, pero sin una apertura, nunca vamos a progresar.
Sí, es cierto, nos encanta debatir. Ello supone manifestar públicamente nuestras más firmes creencias y convicciones. Cuando las expongo, todo el mundo las conoce y quizá alguien las aplauda.
Pero en verdad, nada de eso lleva a ningún sitio si el debate no tiene un objeto concreto. Sí, hemos expuesto nuestras ideas y.. ahora... ¿qué? Nos hemos pasado una hora charlando, para acabar de mal humor, quemados con el otro, y con nosotros mismos por no haber conseguido hacerle entrar en razón.
Y aquí reside el problema: no hay una apertura.
Mientras uno de los miembros expone sus ideas, el otro, mientras tanto, busca un argumento de peso para desecharlas. Mientras el otro argumenta, el primero repasa mentalmente los contraargumentos para defenderse. Como si se estuviera en un campo de batalla, utilizando la mejor técnica posible para no ser vencido. Pero...¿y la esencia del debate? el debate acaba y cada uno de los tertulios se valora así mismo: "No he estado mal", "aquí me ha pillado un poco, pero he sabido salir del apuro".. y entonces las ideas quedan en 2º lugar. Lo que importa es cómo me he defendido, si he sabido salir airoso del cara a cara, qué valoración me habrá dado el público. ¿Para qué debatir, entonces?
El de izquierdas (por ejemplificar) se sume en sus izquierdas, el de derechas, se sume en sus derechas y por más validos y valiosos que sean los argumentos referidos, dan igual. Sólo sirven para contraatacar. De la misma manera, el profresista continuará con su deseo de progreso, por más razonables que sean los argumentos del conservador, y el conservador, continuará dando pasos cortos, aunque el progresista le de mil razones para no hacerlo. Quien rechaza a la Iglesia, quien no la perdona, continuará sin perdonarla, apuntando cada uno de sus fallos en su corazón. Quien va con ella, no encauzará las críticas del otro. El ecologista continuará defendiendo las energías limpias, y el empresario de una petrolera, el petróleo.
No tiene sentido un debate, si no estamos abiertos a cambiar: a replantearnos nuestras convicciones, a cambiar nuestra perspectiva. Sí, es cierto, supone un gran esfuerzo ver las cosas desde otro prisma distinto del que las has visto hasta ahora. Es dar la vuelta a tus pensamientos, y orientarlos en otra dirección. Pero es dificil, sobre todo, porque al asumir como ciertas las ideas del otro, estamos "desprestigiando" las nuestras, llevándolas a un segundo plano.
Hablamos de progreso, pero sin una apertura, nunca vamos a progresar.
lunes, 16 de abril de 2012
Sed
La sed, aquella sed,
la que el agua no cura.
La cruz de un presentimiento
que nos suelta a los cuatro vientos
con el mandamiento de buscar a oscuras
la que el agua no cura.
La cruz de un presentimiento
que nos suelta a los cuatro vientos
con el mandamiento de buscar a oscuras
sábado, 14 de abril de 2012
Amor
El amor no es lo que ves en las películas. No es el éxtasis. No es lo que ves en esa escena... ¿sabes a lo que me refiero?
Te lo digo ahora: el verdadero amor es sacrificio.
Amor es pensar en otros antes que en tí mismo.
Amor es desinteresado, no es egoísta. Amor es Dios, y Dios es Amor.
El amor se da cuando das tu vida por alguien, ya sea por tu hermano, tu madre, tu padre o tu hermana, e inclusive dar tu vida por tus enemigos. Eso es impensable, pero piensa en eso.
El amor es verdad, piénsalo.
Te voy a poner delante de mí, para que todos puedan ver el amor.
Sé que voy a estar bien, mientras tú seas mi guía, mi amor.
El amor es paciente, el amor es bondadoso, no es envidioso, no es jactancioso, no es orgulloso. El amor no es rudo, no es egoísta, no se irrita fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, pero se regocija con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca falla, el amor es interminable, es eterno, sigue y sigue, va más allá del tiempo. El amor es lo único que permanecerá después de la muerte.
No hay amor más grande que este: el del que da la vida por sus amigos. ¿Estás dispuesto a entregar tu vida por tus amigos? Probablemente estés dispuesto a dar tu vida por tu madre, por tu padre o por tu mejor amigo, pero... ¿estás dispuesto a entregar tu vida incluso por aquellos que te odian?
Voy a decirte quién hizo eso. La definición de amor es: Jesucristo. Él es el amor.
Los clavos en sus manos, las espinas en su frente, aguantando en una cruz por tus pecados, por mis pecados: eso es amor. Él murió por tí, Él murió por mí.
Amor perfecto
lunes, 9 de abril de 2012
Tú
La primera versión de tu mano y mi mano se la dí a un escultor para hacerte un regalo, y se la quedó
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